Ganancia de pescadores, que dice el refrán. O eso es lo que
debieron de pensar desde el partido socialista de nuestra ciudad al ver que la
empresa concesionaria de la gestión de las instalaciones deportivas del Parc
Central se negaba a permitir el acceso a los clubes deportivos de nuestra
ciudad esta semana.
Claro,
no cabe en nuestra cabeza que aquellos a los que se les llena la boca con la
defensa de los servicios públicos, salgan en defensa del ayuntamiento con el
atropello que ha supuesto que la empresa adjudicataria, incumpliendo
gravísimamente el contrato firmado, se haya negado a pagar el canon establecido
y a realizar las mejoras en las instalaciones a que estaban obligados. Porque
aquí hay que saber bien lo que ha pasado. Y lo que ha pasado es que alguien
firmó una concesión de explotación de estas instalaciones a una empresa que no
tenía experiencia en este tipo de gestiones. Y para más inri, lo hizo a
veinticinco años, para que, llegado el momento en que finalizara la
explotación, nos dejara el Parc Central hecho unos zorros.
Efectivamente, ese alguien fue el
partido socialista de Torrent, allá por el 2004. Y ese alguien, que ahora acusa
al concejal de deportes de tener a la Fundación Deportiva sin contenido (sic),
es quien consideró que la propia fundación no debería hacerse cargo de su
gestión. Y ese alguien es quien ahora se posiciona en contra del ayuntamiento y
sus vecinos, azuzando por todos los medios a su alcance a clubes y usuarios
contra la alcaldesa y su equipo de gobierno para ver si, como dice el refrán,
es capaz de pescar algo.
Una vez más han tocado de
oído. Porque aquí, lo lógico, es ponerse
del lado del pueblo y evitar que una empresa privada, que se ha embolsado miles
de euros por la gestión del Parc Central,
nos chantajee para evitar cumplir con sus compromisos. Luego podremos discutir
si el ayuntamiento ha sido lo suficientemente diligente con la empresa o no, si
ha habido cierta relajación a la hora de exigir los acuerdos firmados o si esta
adjudicataria se ha pasado por el arco del triunfo sus obligaciones de manera
sistemática. Pero lo que está claro es que es la empresa quien nos adeuda más
de un millón de euros a todos nosotros y es la propia empresa quien impide el
acceso a los clubes. De manera que es incomprensible la actitud de los
socialistas.
Y ya no cuela. Hace tiempo que
esta oposición y su cabeza, casi invisible, tienen algún tipo de autoridad
moral para hacernos creer en algo. Es fácil hacer oposición vía mensajitos de
twitter y notas de prensa remitidas desde el calor de un despachito en la
quinta planta. Lo de la pobre sintaxis de sus escritos e incluso sus faltas de
ortografía es algo a lo que ya nos hemos acostumbrado. Y lo de la defensa de
los torrentinos y sus derechos es una entelequia para quien practica la
indolencia política y la indigencia moral.